Acceso padres
El pasado viernes 12 de Enero, con motivo de dar la bienvenida al invierno, celebramos la “Fiesta Frozen”.
En nuestro proyecto educativo defendemos el aprendizaje significativo, es decir, aquel que es transferible a la vida diaria, que tiene un significado para nuestro alumnado y que está íntimamente relacionado con su entorno más próximo.
Es por ello, que, dado que no tenemos el privilegio de ver nevar en nuestra localidad, ¿por qué no traer la nieve a nuestro centro?
Así que nos pusimos manos a la obra para recrear, nada más y nada menos, la Antártida dentro de una de nuestras aulas.
Empezamos por forrar paredes y suelos con tonalidades invernales como el blanco y el azul. Con el fin de estimular el sentido del tacto, utilizamos varios tipos de texturas: plástico de burbujas, papel de seda, papel de celofán, papel continuo, plástico azul impermeable y bolsa de basura. Con tal solo esta acción ya parecía que estábamos andando entre grandes glaciares y placas de hielo.
Luego llegó el momento de pensar en el sentido de la vista, unos de los sentidos más motivadores en estas edades, pues toda novedad y cambio a lo inusual provoca una gran curiosidad y asombro. Para ello, utilizamos papel de celofán azul para forrar los paneles de luz, creando un ambiente frío y a su vez, relajante. Asimismo, jugamos con los cambios de intensidad y velocidad mediante luces led y otros aparatos giratorios.
Todo aprendizaje significativo tiene que ir acompañado de una manipulación y experimentación, el niño/a debe interactuar con el entorno, observar y explorar. Colgamos varios elementos del techo manteniéndolos siempre a su altura: cintas de raso, globos y el elemento estrella, rollos papel de higiénico que podían estirar y deshacer a su antojo.
Creamos un iglú a partir de una de nuestras tiendas de campaña, forrándolo con bolsas de basura blancas. Les encantan los juegos de escondite y el iglú fue un gran acierto.
Hicimos una guerra de bolas de nieve con pelotas de ping-pong y bolas de papel de seda y pinocho que ellos mismos fueron haciendo mientras trabajaban la psicomotricidad fina mediante al rasgado y arrugado.
Y por supuesto, no podíamos disfrutar del invierno sin experimentar con la nieve, ¡así que creamos nieve de verdad! Nuestras educadoras son una caja de sorpresas, ¡también saben hacer magia!
A vosotros papas y mamas, os contamos el secreto. Mezclamos agua con bicarbonato, nada más. El resultado fue espectacular. La tocaron, crearon figuras, trasvasaron… Además, combinamos con hielo, ordinario y de colores y sabores. Sus caras al tocarlo o probarlo no tiene desperdicio. Además, indirectamente estamos trabajando los diferentes estados del agua: sólido y líquido.
Y, por último, el recurso por excelencia, la música. Estimulamos el sentido del oído, el ritmo y el movimiento, así como la expresión no verbal, utilizando nuestro cuerpo para verbalizar situaciones y estados del invierno, como sentir frío, estar resfriado, el movimiento de los árboles con el viento, la ruptura del hielo…
Aquí tenéis una serie de fotos que reflejan que un buen aprendizaje no tiene porque estar reñido con la diversión. La prueba está en la cara de nuestros peques, que además vinieron muy bien equipados y preparados para las “duras temperaturas” con su gorro y bufanda.
Julia Mendoza Iranzo. Directora Edupark.
