¿Sabías que tenemos 7 sentidos? Pues sí, además de los 5 que todos conocemos, también está el sentido vestibular y el procioceptivo. Concretamente en este artículo os vamos a hablar de la importancia que tiene el sistema vestibular en nuestros peques.
Este es el encargado de regular el movimiento y el equilibrio, por ello se dice que es uno de los sistemas sensoriales más importantes. Este sentido se desarrolla pocas semanas después de la concepción y es el encargado de regular el sentido del movimiento y del equilibrio. Es lo que nos permite situar nuestro cuerpo en el espacio, los desplazamientos y nuestro entorno.
El desarrollo del equilibrio va a ser clave para afianzar los siguientes conceptos espaciales:
- ARRIBA- ABAJO
- IZQUIERDA-DERECHA
- DETRÁS- DELANTE
Pero, sobre todo, es el sistema unificador, todos los otros tipos de sensaciones son procesadas en referencia a la información vestibular.
Algunas de las funciones básicas del equilibrio vestibular son:
- Permitir la coordinación de los movimientos de los ojos y la cabeza
- Ayudar en el desarrollo y mantenimiento del tono muscular
- Ayudar a mantener la cabeza y el cuerpo erguidos
- Coordinar ambos lados del cuerpo
- Facilitar el equilibrio en los movimientos
- Facilitar aspectos del desarrollo del lenguaje
¿Qué tipos de juegos podemos hacer para activar estos sistemas sensoriales?:
- Juegos de suelo: tumbarse, girar y cambiar de posiciones
- Juegos de envoltura: dar abrazos, mimos o realizar masajes
- Juegos de arrastre o empuje: cajas o carros con objetos de distintos pesos
- Juegos de deslizarse: subir y bajar estructuras con distintas alturas, bajar por un tobogán
- Giros: los giros suponen una potente estimulación vestibular que favorece la maduración de todas las funciones del sistema nervioso. Actividades y juegos espontáneos y naturales que suponen una importante estimulación del sistema vestibular son por ejemplo, cuando los peques juegan a dar vueltas o rodar por el suelo, cuando se columpian o juegan con balancines, cuando los vemos jugar “al corro de la patata” sin saberlo están potenciando el sistema vestibular. También cuando los adultos cogemos a un niño en brazos y giramos hacia un lado y hacia el otro estamos colaborando en un buen desarrollo vestibular. Una cosa a tener en cuenta es que nunca se deben dar más de 4 giros hacia el mismo lado siendo 3 lo recomendado y 4 lo máximo.
- Juegos de caída: es por ejemplo cuando nos tiramos al suelo o jugamos a caernos
- Y, por último, todos los juegos de equilibrio: son aquellos en los que el niño siente que se va a caer y luego recupera el equilibrio
A continuación, os contaremos uno de nuestros juegos preferidos y que a los peques les encanta, se trata de: LA SILLA GIRATORIA.
Ante todo, el niño tiene que disfrutar de la actividad, por lo que siempre se suele hacer cuando están relajados y motivados.
Dejamos que los niños manipulen libremente la silla, mientras nosotras vamos cantando canciones y tumbándoles en la silla. La hacemos girar como si fuera un juego.
Puesto que la persiana es fácil de romper les enseñamos desde el principio que “esconde” cosas y, por tanto, somos nosotras las que la bajamos y subimos.
Al principio hacemos los giros con la persiana subida y, una vez se acostumbran y cogen confianza a la silla empezamos a hacer juegos de “escondite” con la persiana bajada. Esto facilita que el cerebro se centre solo en las sensaciones vestibulares.
Es de vital importancia que la estimulación de ambos lados del cuerpo sea la misma, y, por tanto, la de ambos hemisferios cerebrales. Como hemos explicado antes, tres giros hacia la derecha y tres hacia la izquierda.
La repetición es de suma importancia en un programa de estimulación.
Y recordad que nunca hay que forzar un niño/a para hacer cualquier actividad. Su participación ha de ser libre y espontánea.
Por último, os proponemos un sencillo ejercicio de apoyo que los padres podéis realizar en casa:
Escoged una música que les guste, que les llegue, que se note que les está transmitiendo y están a gusto… Coged al niño en brazos y bailar con él, hacer giros, abrazarle y disfrutar con el baile como si fuera el momento más bello que podamos darle. Con algo tan sencillo, le estaremos dando mucho amor, música para sus oídos y movimientos vestibulares para su desarrollo motriz.